domingo, 5 de julio de 2015





ARTE POPULAR EN MICHOACAN.

CONCLUSION PERSONAL.

México es uno de los países con mayor diversidad cultural, lo que lo convierte en dueño de una riqueza inigualable: SU ARTE POPULAR

Hemos analizado su conformación y su importancia en el desarrollo de la sociedad, al permitirnos reconocer de una manera tangible nuestras raíces y tradiciones, reflejadas en cada una de nuestras artesanías.

Enfocando nuestra mirada en el ESTADO DE MICHOACAN, podemos observar que somos un pueblo privilegiado, donde es  muy fácil acercarnos a nuestro pasado prehispánico a través de todas las creaciones artísticas que tenemos, e ir avanzando por el tiempo, palpando la unión de distintas culturas que han venido a enriquecer nuestras artesanías sin que estás hayan perdido su esencia ancestral.

Desgraciadamente yo no nací en este bello estado, pero desde muy pequeña me abrió las puertas y me recibió como la hija de una familia orgullosamente Michoacana, he aprendido a amar mi ciudad y valorar todas sus riquezas culturales y naturales.

Yo los invito a contribuir en la conservación de esta riqueza, valorando el trabajo de nuestros artesanos, pagando por el un precio justo y sobre todo interesarnos en conocer las formas de elaboración y los materiales de nuestras artesanías, porque considero que no podemos llegar a valorar lo que no conocemos.

Saludos.

Música tradicional del estado de Michoacán.


Arte Popular

 Michoacán es todo un mosaico artesanal. Vasco de Quiroga aprovechó la exquisita sensibilidad de los tarascos y sentó las bases para el desarrollo de todo lo que ahora constituyen las artes populares en el estado. Los conocimientos adquiridos se han transmitido de padres a hijos, sin olvidar nunca a su “Tata” Vasco.



De barro, agua y fuego 


Guardando un vínculo directo con nuestro pasado prehispánico, la alfarería es quizá una de las expresiones que el hombre más ha utilizado para satisfacer sus necesidades, tanto de utensilios como de representación artística. Ha servido para crear enseres de la vida cotidiana como vasijas, platos, vasos, ánforas, calentadores, así como para plasmar mediante objetos y esculturas, sus creencias religiosas. En Michoacán, el empleo de técnicas antiguas no ha cambiado con el correr de los años, sino que se han reforzado y mejorado gracias a los procedimientos traídos desde el viejo continente el bruñido, el vidriado y la cerámica de alta temperatura. Hoy en día, de las hábiles manos de los alfareros, surgen formas sencillas, como pueden ser una taza o una vajilla de barro, figurillas de calaveras con escenas de la vida diaria, hasta las más abstractas e irrepetibles con dibujos multicolores o bruñidas en un verde intenso, como las de Cocucho, Tzintzuntzan, Ichán, Capula, Patamban, Santa Fe de la Laguna o la Cañada de los Once Pueblos, o los “diablitos” de Ocumicho. 


Labrando la madera 


La naturaleza ha sido bondadosa y ha dotado a esta parte del país con un sinnúmero de recursos naturales. Uno de los más importantes es sin duda su variada riqueza forestal. Muestra de ello son los bosques de oyameles en el noroeste de la entidad que año con año anidan a cientos de miles de mariposas monarca. Es con los árboles que se les permite cortar, que los habitantes de Quiroga y Cuanajo crean bellos alhajeros o las máscaras utilizadas en la “Danza de los Viejitos”, elaboradas con maderas suaves. De igual manera, conservan viva la tradicional juguetería popular, con la que muchos de nosotros nos hemos divertido cuando pequeños: baleros, yoyos y trompos. Creación del labrado y talla profunda de la madera, columnas y retablos tienen su origen en las creativas manos de múltiples artesanos, especialmente los de Patamban y Ahuirán, entre otras poblaciones. 

Música para el mundo 

Los michoacanos son gente amable y de espíritu alegre. Es por ello que la música está ligada estrechamente con ellos. En noches de fiesta, una guitarra es la mejor compañía para amenizar la velada. Y es precisamente este instrumento de cuerdas el que ha dado fama mundial a un pequeño poblado purépecha: Paracho.

Aquí se elabora una de las guitarras acústicas más reconocidas del mundo, que ha servido para dar renombre a muchos tríos mexicanos, como Los Panchos, los Dandy's y Tecolines, así como para ofrecer grandes recitales de virtuosos intérpretes. ¿Quién sabe?... tal vez el famoso Concierto de Aranjuez haya sido creado gracias a una guitarra michoacana. En este pueblo, maderas como el palo de rosa, pino o cedro, dan vida tanto a guitarras como a otra gama de instrumentos musicales, todos ellos finamente elaborados. 



Hermosos laqueados 

Jícaras, máscaras, cajas y otros objetos de madera, que no tienen nada de extraordinario, dejan de ser comunes gracias a la singular maestría y sensibilidad artística de los artesanos de Uruapan y Pátzcuaro. Utilizando técnicas de origen prehispánico, como el maque y las lacas, además de pinturas multicolores, surgen de su ingenio animales, flores, formas y paisajes fantásticos con brillantes tonos. 

Forjando el cobre

 Visita más que obligada es Santa Clara del Cobre, pueblo que desde hace mucho tiempo se dedica a dar vida a magníficas piezas de arte en un metal que nuestros antepasados supieron moldear con maestría: el cobre. Recorrer sus calles, admirando su provinciana arquitectura, es un placer. Por doquier existen casas dedicadas a la venta de espejos, portarretratos, jarras, campanas, vajillas, floreros, relojes y cuanto objeto se pueda hacer en cobre. Pero lo que quizá la mayoría desconoce, es que muchos de estos comercios en su interior albergan también talleres, donde día con día trabajan desde los más jóvenes hasta los más viejos, forjando a martillazos y puliendo este elemento, cuyo resultado final cobra vida y dimensiones artísticas insospechadas. Si desea ver obras magníficas de todo tipo, tamaño y ornamentación, entonces venga a este poblado durante los primeros días de agosto, ya que en esas fechas tiene lugar la Feria y el Concurso de Cobre Martillado, donde los artesanos muestran lo mejor de su creatividad. 








Tejidos multicolores 


Un lugar predominante dentro de las artesanías michoacanas son sus textiles. Sarapes, fajas, servilletas, manteles, huanengos, camisas, lienzos para enaguas, rebozos y colchas son tejidas en la mayoría de los casos, a la usanza antigua, es decir, en telares de cintura. En ellos, las mujeres indígenas unen, dan forma y elegancia a motivos geométricos y grecas, figuras de aves, animales y flores finamente elaboradas. Ejemplo de ello son los poblados de Zacán, Tarecuato y Angahuan. Mantelería, cortinas y ropa de cama de muchos de los hoteles de Michoacán, encomiendan su confección a grandes talleres o indígenas purépechas del estado. 



Tule, paja y cuero



El ingenio y aprovechamiento del pueblo michoacano no parece tener fin, ya que hacen de cada material algo único y vistoso. Es así que hasta las fibras naturales como son el tule y la paja son aprovechadas para hacer canastos, cestas y sombreros, así como figuras religiosas como cristos en pasta de caña. Mientras tanto, el cuero sirve para calzar a las personas con huaraches o cubrirlas del sol con hermosos sombreros o chamarras, que es común ver hasta en las grandes ciudades como Tokio, Nueva York o París, por nombrar algunas. Son productores ciudades como Sahuayo, Tzintzuntzan y la Cañada de los Once Pueblos.

Artes Plasticas





Las Artes Plásticas como entendemos son un fenómeno social, un medio de comunicación, una necesidad del hombre de expresarse y comunicarse mediante formas, colores, sonidos y movimientos, el arte es un producto o acto creativo y el estado de Michoacán nos sorprende con múltiples disciplinas de estas. 

Michoacán nos ofrece la perfecta armonía entre el arte prehispánico, colonial y moderno. Ya que sus testimonios arqueológicos encontrados en los centros ceremoniales purépechas exhiben un amplio sentido religioso y gran valor artístico e histórico como las esculturas en piedra volcánica que representan al dios Chac Mool (figura asociada a la cultura tolteca), los coyotes de Ihuatzio (sitio que en purépecha significa “lugar de coyotes”), o los petrograbados de las Yácatas de Tzintzuntzan que incluso fueron incrustados en los muros del Convento de Santa Ana de Tzintzuntzan.



Una manifestación de la escultura colonial en el siglo XVI fueron las piezas religiosas elaboradas en la técnica de pasta de caña de maíz, la cual es una técnica ancestral desarrollada por los indígenas purépechas para la elaboración de figuras de sus deidades prehispánicas. El primer obispo de Michoacán Vasco de Quiroga impulsó y dio continuidad a la técnica para la creación de imágenes católicas para los templos como lo es la imagen de la virgen de la inmaculada concepción “salud de los enfermos” ubicada actualmente en la Basílica de Nuestra Señora de la Salud de Pátzcuaro. Así como innumerables figuras de Cristo de pasta de caña de maíz, siendo algunas imágenes muy veneradas como los conservados en templos de Tzintzuntzan, Pátzcuaro y Morelia.



En 1910 surgió el movimiento armado de la Revolución Mexicana que le dio fin al Porfiriato en 1911, la guerra duró hasta 1917 tiempo en que en el ámbito de las artes plásticas no existió un desarrollo notable. Después del periodo revolucionario en los años 20 y 30 se implementa el estilo del Art déco encontrándose algunos ejemplos arquitectónicos y de las artes decorativas en Morelia, En el ámbito de la pintura de la postrevolución la temática está marcada por el nacionalismo, la exaltación de la historia y los pueblos prehispánicos, el origen indígena, es tiempo cuando surge el movimiento artístico del Muralismo en la Pintura de México. 

En los siglos XVII y XVIII las artes plásticas estuvieron inmersas en el estilo barroco y posteriormente en el estilo churrigueresco encontrándose en Michoacán notables testimonios en la arquitectura, pintura y escultura. El florecimiento de la pintura novohispana surgió el siglo XVIII cuando se formaron gremios de artista a los que le iglesia y ciudadanos bienhechores encomendaron obras con temática religiosa, así como retratos y alegorías. Las temáticas religiosas de las pinturas estaban basadas en las obras de los grandes maestros europeos de la época, con el tiempo los artistas novohispanos definieron su estilo propio y diseño compasión de los temas.






La plástica michoacana de la época está inmersa en temáticas del costumbrismo, y folclor popular, paisajes, pobladores rurales y su vida cotidiana, así como en temas históricos, hechos y personajes cívicos. Las principales disciplinas artísticas empleadas son la pintura de caballete en la técnica de óleo, acuarela y acrílico, y tiene una fuerte promoción el grabado impulsado por Alfredo Zalce. Actualmente un importante acervo artístico de varios creadores de la época forman parte del patrimonio artístico del Gobierno del Estado de Michoacán resguardado en el Museo de Arte Contemporáneo Alfredo Zalce y en el Centro Cultural Clavijero, así como la Colección de Arte de la Universidad Michoacana distribuida en varios de sus recintos.